En primer lugar queremos agradecer públicamente desde CSIF AENA/ENAIRE la presencia de los compañeros de CCOO desplazados, hace poco, al aeropuerto de Murcia/San Javier para transmitir tranquilidad y comunicar el buen momento que se vive entre la coordinadora sindical y la empresa, también en el asunto Corvera. Debería ser ejemplo para otros compañeros que prefieren acciones más "íntimas" o disimuladas. Y sobre ese buen momento, queremos también desde CSIF recordar la intención que ha expresado nuestro presidente, Garcia-Legaz, sobre no privatizar más la red de aeropuertos, conservando así el 51% que pertenecen al estado (ENAIRE).
Decimos esto por que empieza a sonar la penúltima "carga de profundidad" que afectará a las relaciones laborales y al objetivo del Gobierno de bajar la conflictividad en los aeropuertos, la penúltima del depuesto Vargas (la última será, ojalá que no, cuando publiquen los acuerdos de desconvocatoria de las últimas 27 jornadas de huelga o se resuelvan los entuertos con los contratos de obra y servicios; todo forma parte aún del estilo Vargas) y como decimos, será cerrar el primer aeropuerto en la historia reciente de España, rentable y en favor de unas instalaciones propiedad de la CARM pero gestionadas por una S.A. distinta de AENA. ¿A ver cómo resuelve el murciano García-Legaz este crucigrama? Todos estaremos pendientes, una vez que ya se ha deshojado la margarita para gestionar ese aeropuerto.

Hasta aquí queda resumido lo que bien puede suponer un seudo-cierre patronal poco justificado para unos e innecesario para otros. Por desgracia la vida nos enseña que en toda historia siempre hay buenos, y llamemos, no tan buenos; siempre refiriéndonos claro está a objetivos, fines, intenciones, etc. Cada cual puede poner el punto de mínimos (lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no; asunto que desarrollaremos en un próximo artículo) donde quiera, pero el fin nunca debería justificar los medios. Si de lo que se trata es de gestionar un aeropuerto, tenemos el mejor gestor internacional por volumen de pasajeros (230 millones en 2016) y no conocemos un argumento legal que impida, a priori, transportar el negocio regulado y no regulado de un centro a otro; ¡sin más! Si lo pretendido es cosa distinta entonces... entonces cobra sentido "el ruido" que empieza a sonar y llegar desde la capital.